Es importante saber la definición de la palabra “dieta”. Dieta significa todo lo que consume una persona, esto incluye alimentos y bebidas, por lo tanto, lo que consumimos cada uno de nosotros es una dieta. Existen diferentes tipos de dietas: dietas bajas en energía, dietas altas en energía, dietas altas en proteína, dietas para disminuir el colesterol, dietas para subir de peso, dietas vegetarianas, etc.
Una dieta saludable es el consumo apropiado de alimentos y bebidas así como las cantidades adecuadas para proporcionar nutrición y energía, con el fin de conservar los órganos, tejidos y células del cuerpo, al igual que ayudar al crecimiento y desarrollo normal.
La dieta saludable debe cumplir con las leyes de la alimentación: debe ser higiénica e inocua, variada en alimentos, suficiente en energía, completa para proporcionarnos hidratos de carbono, proteínas y grasas y por último, debe ser equilibrada para consumir el porcentaje adecuado de cada uno de los nutrimentos.
Muchas veces, hay regiones en donde se comparte un mismo tipo de dieta, por ejemplo, en México, las dietas muchas veces se constituyen de sabores picantes, mientras que al norte del continente americano estos sabores no son comunes.
Las poblaciones que comparten las costas del mar mediterráneo también comparten otras características: la baja incidencia de enfermedades crónicas y la alta esperanza de vida.
Los países que rodean al mar mediterráneo (Italia, España, Portugal, Francia, Grecia, Siria, Líbano, Israel, Turquía, Egipto, Argelia, etc.) tienen algunas similitudes en cuanto a costumbres alimenticias. La población que habita esta zona consume panes integrales, granos, papas y pastas, gran variedad de vegetales y leguminosas, quesos feta y mozzarella, yogurt y fruta (principalmente uvas e higos). Además, consumen pescados y mariscos, aves de corral, pocos huevos y muy poca carne roja. Su fuente principal de grasa es el aceite de oliva y consumen vino tinto en el tiempo de comida. Por consecuencia, las dietas mediterráneas son:
Debido a que los alimentos procesados se utilizan en pocas cantidades, la ingesta de sal, azúcares refinados y las grasas tipo trans (que tapan las arterias) es baja.
En general, la dieta mediterránea ha adquirido una buena reputación por los beneficios que tiene para la salud y los sabores tan deliciosos por los que se caracteriza.
La dieta habitual de una persona, por lo general no hace una diferenciación entre distintos tipos de grasa, ya sean saturados, monoinsaturados o poliinsaturados; en cambio, en la dieta mediterránea, sí se hace esta diferenciación y se limita el consumo de grasas de carnes rojas y cerdo. En la dieta mediterránea, las grasas monoinsaturadas de aceite de oliva y canola, así como los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 del pescado, disminuyen los lípidos en sangre obteniendo así un beneficio cardiovascular. Además de los beneficios antes mencionados, el aceite de oliva contiene vitamina E (la cual beneficia a la piel y el cabello) y otros compuestos antioxidantes que tienen un efecto protector en el corazón.
La dieta mediterránea incluye vino tinto en moderación (no más de 2 copas diarias para hombres y 1 para mujeres), el cual tiene un compuesto llamado “resveratrol” que previene la aterosclerosis y lo hace compatible con un estilo de vida saludable, siempre y cuando su consumo no sea en exceso.
Uno de los factores más importantes por lo cual la dieta mediterránea es tan saludable está marcado por la abundancia de vegetales, leguminosas, granos enteros y frutas, los cuales previenen contra enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer como por ejemplo, el cáncer de colon, y además aumenta la respuesta inmune en enfermedades inflamatorias, además de disminuir la presión arterial en personas con hipertensión.
Estas propiedades se deben a que los nutrimentos de estos alimentos no solo contienen grasas insaturadas, sino que muchos de ellos actúan como antioxidantes.
Algunos ejemplos de las propiedades de esta dieta son que disminuye el riesgo de trombogénesis, es decir, el riesgo de que la grasa se acumule en las arterias y las tape. Además, se ha visto que aumenta el colesterol bueno y disminuye el colesterol malo con este tipo de dietas.
Educar a las personas en temas de nutrición tiene como fin que a través de aprender la relación entre alimentación y salud, descubran que algunas de las estrategias para planear los menús de sus comidas deben cambiar; en lugar de escoger un corte de cerdo, res o cordero y posteriormente llenar su plato con papas, arroz o pasta y algún pan, deben preferir leguminosas, granos, vegetales y frutas, complementando con productos lácteos, huevo, carne magra, pescado y pollo sin piel.
Hay que tener en mente que la dieta es tan solo un factor que tiene influencia en la salud. Los componentes de la dieta son importantes, pero de igual manera es importante el contexto: no fumar, el consumo de alcohol en moderación (si es que se ingiere), ejercicio de manera constante, descanso adecuado y los chequeos médicos contribuyen a una buena salud.
Establecer estos buenos hábitos a una edad temprana, parece ser el paso más importante que uno puede tomar para reducir los riesgos de enfermedades posteriores.